domingo, 30 de mayo de 2010

Tapiada la casa, la ventana al corazón da a la vereda.
Y la puerta… está cerrada.
Esperaba para mí la noche eterna.
Esperaba como el sol,
Un espacio de luz en el abismo de mi cama.
Hay un desierto insurgente,
Detrás de todas las miradas abiertas.
Hay decenas de estatuas de sal.
Hay centenas de calles que un día olvidarán tu nombre.
Hay infinitas maletas que no abotonarán un destino.
Hay barcos abandonados a las olas del mar.
Hay un pedazo de pan en una mesa desnuda.
Esta la luna, y un cementerio de universos.
Cuando tuve poesía, te la di.
Cuando armé barcos navegué.
Cuando pude huí.
Cuando hoy… Me quedé!
Despierto. Amanezco. Navego y amo.
El sabor a vino me entretiene en las noches…
Mucho más que tu recuerdo amargo.
Me abandono a la luz de la luna.
Me desmayo.
El veneno es un elixir, que se bebe
En labios separados.
Armo vasos.
Despreocupo a la luz de iluminarme.
Escribo en cuadernos prestados.
Me desvelo.
Me expando.
Me soberbio.
Ya no hay quién se queje de este despilfarro.
No sostengo los reproches, de cómo respirar viviendo.
No dibujo la amargura, de no saber… si por tenerte me pierdo.
No interesa, a quién hay que matar.
No vivo de prestado, el sueño que para mí no quiero.
No respiro aire viciado.
No vuelo al ras del suelo.
No quise para mi suerte, el destino que marcaron tus ojos.
El amor duele más que la muerte,
Cuando se respira en pechos de otros.
No tengo más certezas, ni menos silencios en las manos.
No tengo de menos, más besos en la boca.
No tengo disimulos, ni desengaños.
No hay aroma a menta, ni colores, detrás del escenario.
El corazón a prendido las luces.
Tú sombra rueda, por cajones y armarios.
Tu sombra que rueda, descuelga cuadros.
No guardo tu perfume.
No bebo de tu boca esos besos prestados.
Divierto.
Entretengo.
Me desnudo, me desarmo.
No consuelo.
No hago garabatos.
Dibujo, desordeno y armo.

Hubo un lugar.

Hubo un lugar al que pertenecí,
En las instancias del cielo.
Nada duele más que las nubes
De un atardecer desierto.

Hubo un lugar, donde tus manos
Jugaban con mi pelo.
Hubo un lugar al que no vuelvo
Más que para el recuerdo.

Hubo un lugar donde las caricias
Eran transparentes, dónde la luz del sol
Fuera la más clara.
Hubo un lugar con menos nieve.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Para vos... Viajero inconstante...

Gonzalo Osses – Vilches

Último deseo
Ha muerto el hombre que yo fui, te lo prometo,
incluso siento pena por él;
tan falso, tan cruel, tan bohemio,
tan absurdo en su vivir, tan grotesco.

Ha muerto hoy, pero es para mejor.
Rescatemos de él lo poco que era verdadero;
el amor por su trabajo, su falta de dinero,
la pasión con la que de ti me hablaba a cada momento.

Murió, pero se fue contento.
En sus labios tenía tu nombre, junto al sabor de la culpa,
en sus ojos, el paisaje más sereno y en su boca un último deseo:
darte al volver un abrazo sincero.

Y yo, que soy quien escuchaba su añoranza por tus besos,
debo esperar tu regreso, tras ocho meses de silencio,
darte el abrazo que te debo y dejar atrás al que ha muerto.

No lloraré, ya habré llorado todas las lágrimas que le debía a la vida.
No dudaré, las dudas no existirán si veo en ti una mínima sonrisa.
No soñaré, pues mi más grande sueño se estará cumpliendo.
Y renaceré, para reinventar el amor que había inventado para ti.

Sí, porque a partir de hoy, te amaré por los dos,
pues te confieso que yo, cuando él me hablaba de ti,
también... ¡también te amaba en silencio!

jueves, 13 de mayo de 2010

Aceitunas.

Lo que antes fue árbol,
Ahora, semilla y fruto desarmado,
En la hoguera de la cocina,
En la vereda de la boca…
Perforada, ahuecada, perfumada
Y aromática…
El tímido esqueleto desciende
y por arte de gravedad cae al plato,
se resbala y se desecha.
Y en la dimensión donde los besos se hacen pan,
Se desnuda ante el sabor de todas las bocas abiertas.

Tu memoria…

Tu memoria tiene una calle,
Por la que se cuela mi nombre
Un portal donde el deseo se concreta.
Tu memoria, podrá guardarse en mil archivos…
Todos con tu nombre o con el mío.
Comparto contigo el recuerdo,
Así se llama la calle del pasado,
O pretérito imperfecto.
Quiero despertar en tu abrazo.
No quiero el olvido que nombra soledades.
Quiero en sueños, tejer el infinito a tu costado.
Será necesario tener memoria,
Tener el cuerpo bendito de compartir a tu lado
Mil momentos necesarios.
Encontrarme a media calle, que te espero
Recortando las noticias que te nombraron en un tiempo.
Emigra a mi orilla que te espero…
Brazos abiertos, espalda al mar.

Las mujeres de los puertos…

Cada una en su barco, esperando
El capitán revuelto.
Etiopía, el sur del mar muerto.
Holanda, caballitos de mar en el desierto.
Yo compartiendo tu alma, ellas
Compartiendo tu cuerpo.
Quizás pasen 21 días en la vida,
De la vuelta al mundo… quizás la vida nos abra la puerta.
Y desde el más allá, volver a reinventar los besos en los portales,
Desde cualquier hotel o cualquier bar.
Pasarán los días, las playas volverán a ser mar.
Pasaran los sueños y volveremos a inventar, la escena donde
Volveremos a la escena y el lugar.
Quizás por equivocación quisiera, dormir
Detrás, de un eclipse de mar.
Hay retazos de tu luz,
Por todas partes,
La habitación se ah vuelto luminosa.
Los recuerdos, sólo puñados,
Fragmentos de lo que fuimos.
Hoy solo queda el rastro de la carne que fui.
Y toda mi ropa disuelta,
Y toda tu mugre disuelta…
Todas las manchas que fueron desgraciadas…
Todas las heridas del pasado.

Nada en especial...

Eh descubierto el misterio del verano
Navegando entre tus ojos.
Eh anclado en el puerto, tantas veces ocupado…
Eh zarpado en otros puertos
Y eh de nuevo regresado.

Secretos…

Secretos que...
Dibujamos,
Inventamos,
Y leemos en las nubes
Todas las dudas se despejan…
Y aunque todos los misterios
se escondan en tus ojos,
hoy es cielo detrás de tu ropa.

Al niño ojos adentro…

La infancia.
Primero pasos.
La inocencia.
Recuerdos que evoco,
Las alegrías y el universo.
Niño de ojos adentro,
Todas las montañas y los cielos.
Todos los colores que invento.
El tiempo que paso
Ah dejado copas rotas
Silencios propios y ajenos,
Sombras.
Se ah cambiado la mirada
Y los ojos se vuelven ciegos.
Las pequeñas cosas hacen el disfrute cotidiano…
Yo sigo escribiendo versos,
Imaginando futuros,
Dibujando el sol, en corazones a mar abierto.

Rarezas.

El filo del sol asoma al camino.
Otoño.
Los verdes casi desaparecidos.
El viento como un cuchillo interminable,
Las aguas danzantes de tu pelo.
Toda la luz se apaga detrás del universo.
Hoy, saturno, nos ah soplado el nombre
Y el planeta entero se ah vuelto viernes.
El humo incansable, no se agota,
Entre tus labios y mi boca.

Donde hubo mar…

Donde hubo mar la tierra desdibujo fronteras…
Y en el silencio de larde, el otoño blanco estrechaba hojas…
Estrechaban hojas… y ausencia de palabras.
Donde hubo mar…hubo también aire y caracoles…
Hubo sueños y flores… donde hubo mar,
Hubo remolinos de sal… y heridas de mar abierto.