Cuando tuve poesía, te la di.
Cuando armé barcos navegué.
Cuando pude huí.
Cuando hoy… Me quedé!
Despierto. Amanezco. Navego y amo.
El sabor a vino me entretiene en las noches…
Mucho más que tu recuerdo amargo.
Me abandono a la luz de la luna.
Me desmayo.
El veneno es un elixir, que se bebe
En labios separados.
Armo vasos.
Despreocupo a la luz de iluminarme.
Escribo en cuadernos prestados.
Me desvelo.
Me expando.
Me soberbio.
Ya no hay quién se queje de este despilfarro.
No sostengo los reproches, de cómo respirar viviendo.
No dibujo la amargura, de no saber… si por tenerte me pierdo.
No interesa, a quién hay que matar.
No vivo de prestado, el sueño que para mí no quiero.
No respiro aire viciado.
No vuelo al ras del suelo.
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