martes, 15 de junio de 2010

Hoy no llovió.
No hubo viejas cartas
Ni recuerdos olvidados.
No encontré más que silencios rotos
Detrás de los armarios.
Hoy no extrañe exactamente a nadie.
Y nadie quizás es todo.
Y todo sea más que el sol y el viento.
Hoy habité en la casa del árbol
Que se ve detrás de la ventana de mi cuarto.
Un trozo de madera rota sirvió de nido
Para mis huesos.
El colchón desnudo
Fue una cama sin tiempo.
Eh soñado amaneceres donde nos besamos
Risas escuetas.
Amanecí con el sol golpeando la tarde.
Me desvele tres veces en el día.
El termómetro marcaba 101º bajo cero.
No había calor para el alma,
Ni tazas para abrigar el frió de la noche inmensa.
Hoy hubo estrellas detrás de las almohadas.
Llovió 3 días más tarde.
Ya no fuimos los que somos.
Ni dos veces el tiempo fue silencioso.
Hacía ruido el despertador.
El silencio se rompió en una lágrima metálica.
Fría y desnuda cayendo por la mejilla
De la muñeca de trapo que me regalabas.
Hubo pasos en la memoria.
Paredes escritas que nos hablaron.
Diarios comentando las noticias de siempre.
La radio de fondo, con el mundano sonido
De las cortinas musicales, con esas risas baratas.
Nadie entendió, donde había ido ese día
Cuando no me encontró ni el sol.
Ni nadie.

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