Algo en mí da vueltas,
como en una caja que guarda sueños,
mi corazón suspira y escala,
la cima del deseo.
Ya no traigo felicidad entre las manos,
solo una pequeña utopía,
donde vos y yo somos plebeyos en el reino de los sueños.
En ese país las mariposas no vuelan y los árboles flotan,
cual obra de mágica de los magos, que viajan en escobas,
transportando, polvo de caracoles y yerbas,
con aroma de sol y agua.
Nos encontraremos allá donde el mar, se junta con el cielo,
las piedras nos permiten escalar, horizonte abierto las olas más severas…
en las orillas se vislumbran, antiguos barcos,
de capitanes alegres, y tripulación desierta.
Las gaviotas azules se confunden con el universo,
y mientras amanece, el sol, se va tiñendo con los colores del desierto más naranja.
Yo te quiero… dulce sueño de madrugada, te veo a los ojos y no puedo entender, cuantas vidas habrá esperado mi alma, para regresar a tu puerto…
Cuantas primaveras gastadas, habrán pintado árboles y versos, cuantos corazones desnudos habrá descubierto el invierno.
Sin ti a mi lado, todo es desierto.
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