A hondos pasos la soledad camina, vestida de otoño,
Desnuda de cielo.
La madrugada se trepa en balcones sin techo,
y la bastedad de madre selvas secas de frió.
La mirada distante me corta el ruido del pájaro que no canto,
De la orilla que no llego,
Del mar que se pierde en barcos de dolor.
La niña se desnuda de alma y viento,
Solo es un sonido de tiempo que late, en mis oídos de ausencia.
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